#Reseña
Título: Un librero
Autor: Álvaro Castillo Granada
Editorial: Random House Mondadori
Año: 2018
134 páginas
La forma perfecta de amar los libros
Por Juan Camilo Rincón (Colombia)
Hay un delicado arte que se esconde tras la transacción de un libro usado. No se trata de un simple acto mercantil en el que se cambia un objeto por dinero, como se nos ha enseñado en este mundo de capitales y ganancias. Esta fina maestría está llena de detalles que el librero colombiano Álvaro Castillo Granada conoce muy bien: valorar la belleza de una primera edición, seguir el rastro de la firma de su autor, saber a quién va dirigida una dedicatoria, son destrezas que solo una secta de bibliófilos entiende y aprecia. Ya son 30 años entregando el libro exacto a la persona indicada, intuyendo qué desea el lector potencial con solo escucharlo por unos instantes y proveerle ese objeto que tal vez deseaba leer pero cuya existencia desconocía.
Su fama lo precede: es conocido como el librero de nuestro nobel de literatura Gabriel García Márquez. Como un hecho casi paradójico, a Álvaro le fue robada la primera edición autografiada de Cien años de soledad en una Feria Internacional del Libro de Bogotá, que luego la policía logró recuperar y fue donada por él a la Biblioteca Nacional de Colombia. Él, quien consiguió para Fidel Castro una biografía que ni el mismo gobernante cubano tenía y deseaba leer; ese hombre al que muchos buscan para que les ayude a terminar su colección interminable. De la unión de esas historias, sumadas a su inmenso conocimiento que germina en incontables lecturas, nace su obra Un librero (Random House Mondadori, 2018). Se trata de un conjunto de textos maravillosos que nos van revelando los rastros que una y mil historias han ido dejando en su alma lectora.

En afectuosas líneas muy bien logradas, Castillo hace explícita su afinidad por Pablo Neruda, que se evidencia en los años dedicados a la investigación de una etapa de la vida del Premio Nobel de Literatura chileno. Entre las páginas emergen también su profundo amor por Cuba, su relación con otros libreros que quiso y admiró, y sus lazos con el escritor mexicano Paco Ignacio Taibo II, todos ellos cobrando vida en relatos que nos esperan agazapados para deleitarnos.
El personaje principal es, no obstante, el libro. Ese que sobrevive todos los tiempos del mundo para encontrar a su dueño; el que recorre décadas y continentes para depositarse en las manos de quien siempre lo deseó. “Los libros llegan” es el mantra que repetimos los devotos de las primeras ediciones que acudimos a San Librario, ansiosos por apropiarnos de ellas.
En su obra reside además una enseñanza más profunda: los libros siempre van a tener una vida más prolongada que quienes los poseen. Al culinar la existencia del coleccionista, el objeto lo abandona para encontrarse en las manos de otro lector que lo atesorará… brillante curso el del libro que trasciende al hombre. Esto lo entrevé Álvaro Castillo cuando insinúa que el conocimiento siempre seguirá su rumbo original, y que cada lector y coleccionista es solo un aparte de la vida de aquel objeto maravilloso.
Un librero, colmado de curiosidades para los amantes de la literatura latinoamericana, nos permite imaginar a Virgilio Piñera, estricto como fue con los tiempos, dando vueltas a la manzana durante varios minutos para no llegar tan puntual a una cita; la entrevista con el colombiano que ayudó a escapar de Chile al autor de Canto General en tiempos en que era perseguido por el Gobierno de Gabriel González Videla; o la conversación con aquel joven travieso que, muy espontáneo, aparece en la conocidísima foto tomada a Julio Cortázar en el malecón de La Habana en la década de los sesenta.
Este libro es un regalo que recibimos de las manos y del corazón de un verdadero amante de los libros. En sus páginas nos entrega una porción de su alma y nos permite ratificar que el libro es un objeto que nunca dejará de existir pues es, como lo dijo Borges, una extensión de la mente del hombre, conectado de forma vital a lo que piensa y ama. Leerlo es un gusto que permite el reencuentro con los artífices de la literatura latinoamericana como un regalo para el mundo.